Mañana es Acción de Gracias y con esta receta termino el pequeño especial que por razones familiares y sentimentales he querido dedicar a esta celebración. En un momento en que todo el mundo empieza a entregarse a la vorágine de los preparativos navideños (ehem, yo ya he comprado los regalos de Reyes y tengo varias tandas de galletas listas para hornear en el congelador) quiero que en este blog se detenga el tiempo para recrearme en los motivos que personalmente tengo para dar las gracias en un año que ha sido todo menos fácil. Y los motivos se resumen en uno solo: se llama Bianca y acaba de cumplir tres añitos. Por ella, a pesar de las muchas dificultades y problemas a los que me enfrento últimamente, aún me quedan ganas y fuerzas para darle a la vida un Gracias inmenso y emocionado.
Y lo dejo porque no son horas mi lugar para ponerse sentimentales. Vamos a lo que vamos.
Me temo que alguno se va a llevar una desilusión cuando vea que lo que he preparado no es el pavo a la manera tradicional de Acción de gracias sino un sucedáneo más sencillo. La razón es muy simple: no tengo tiempo de cocinar un pavo entero "con todos sus bereberes" (en palabras de mi tío, quien se lo come cada año preparado por mi tía, que cada año se mete en semejante berenjenal para complacerle) ni tampoco planeo un banquete de 20 comensales, así que he optado por preparar una pechuga de pavo rellena en la que estuvieran presentes los principales ingredientes que se emplean en estas fechas y esto es lo que me salió. Queda feo si digo que estaba buenísimo?
:-)
El pavo está presente desde lo que llaman "el primer festín de Acción de Gracias." Se habla de que al mismo asistieron 90 indios y se dice que se sirvieron cuatro pavos salvajes aunque esto no es seguro. Lo que sí parece indiscutible es que el pavo, por lo abundante de su presencia y la facilidad para capturarlo, fue el sustituto nacional del tradicional ganso que era el plato principal en los festines ingleses.
Y por hoy no os castigo más con rollo histórico. Aquí os dejo la receta.
Ingredientes:
1 pechuga de pavo limpia y abierta
Relleno:
200 grs de queso Philadelphia
100 grs de castañas (en crudo), cocidas y picadas gruesas (reservar algunas enteras para decorar los platos)
50 grs de nueces picadas (más algunas enteras para decorar los platos)
50 grs de pasas remojadas desde la víspera en vino amontillado y bien escurridas (va igual de bien Armagnac, Calvados o un buen Brandy de Jerez)
2 lonchas de bacon
1/2 cebolla
2 cucharadas de mantequilla
Sal
Pimienta
Nuez moscada
Costra de hierbas:
Sal en escamas
Pimienta negra
Nuez moscada
Hierbas frescas: Tomillo, romero, mejorana, cebollino
Chutney de arándanos:
200 grs de arándanos secos
8 mitades de albaricoques secos picados muy finos.
2 cucharadas de sirope de arce
1 cucharada de miel
Preparación:
Para hacer el chutney ponemos en una cazuela todos los ingredientes y llevamos a hervor suave durante 15 minutos o hasta que quede con consistencia de sirope. Reservamos.
Para preparar el relleno mezclamos suavemente queso, castañas, nueces y pasas.
Rehogamos la cebolla cortada en juliana y el bacon en la mantequilla con una pizca de sal hasta que estén dorados y los añadimos a la preparación.
Extendemos el relleno sobre la pechuga salpimentada, enrollamos y hacemos rodar sobre la mezcla de hierbas aromáticas bien triturada con la sal. Cerramos los extremos con palillos para que no se nos salga mientras marcamos en la sartén a fuego fuerte para conservar los jugos.
Retiramos los palillos, envolvemos nuestro rollo en papel aluminio bien apretado y lo horneamos unos 20 minutos de cada lado.
Servimos loncheado, acompañado del chutney y de algunas castañas y nueces enteras.