jueves, 9 de septiembre de 2010

Calzone rapido de piña y jamón con especias Ariosto


*** Edito ***

Se me ha olvidado un ingrediente del relleno sin el cual no sería lo mismo: la mozzarella rallada! Disculpad el despiste.

El de hoy es un post "2 en 1" porque os traigo una receta y una información que espero os parezca útil.

Primero la receta de este calzone o empanada que se hace en un abrir y cerrar de ojos con ingredientes que tenemos normalmente en casa. O vosotros no sois de los que tenéis siempre una lata de piña en la despensa? Ah, bueno...

:-)

Ingredientes:

- 1 plancha de hojaldre
- 3 cucharadas de tomate triturado
- 1 cucharadita de mezcla de especias Ariosto para salsas de tomate
- 1 loncha de jamón de York cortada en trocitos
- 2 rodajas de piña cortada en trocitos
- 50 grs. de mozzarella rallada

Preparación:

Colocar el hojaldre extendido sobre una placa de horno forrada con papel sulfurizado.
Distribuir por encima el tomate, las especias, el jamón, la piña y la mozzarella. Cerrar en forma de empanada.
Hornear a 180º durante 35 minutos aprox., sacar, pintar con una gota de aceite y espolvorear con semillas de amapola.





Ahora la información:
De las especias Ariosto me gusta la ventaja que supone tener siempre a mano sabores especiales para añadir a la comida, sabores que se conservan muy bien en el tiempo y que hacen nuestros platos especiales. Pero hay algo que me gusta aún más.
Las mezclas contienen sal, pero es sal marina procedente de salinas de Sicilia y no está tan refinada ni pulverizada como otras, por lo que no da como resultado platos muy salados.
Alguno pensará que sería mejor que no llevaran sal y es cierto, pero también es cierto que la propia sal hace de conservante de las especias puesto que esta marca, y esto es lo que más me atrae de sus productos, no emplea colorantes ni conservantes ni potenciadores de sabor.
Y aquí es donde yo quería venir a parar: al tema de los potenciadores de sabor, y más concretamente de uno que está presente en muchos de los alimentos que compramos envasados: el glutamato monosódico, normalmente identificado como E-621.
El glutamato monosódico es una sal sódica derivada del ácido glutámico. Este último es un aminoácido, pero el glutamato, recordémoslo, no lo es. Se trata de una sal, más baja en sodio que la sal común, que se encuentra presente en muchos alimentos de forma natural, sobre todo en los tomates, en verduras y setas y en dos tipos de queso (casualmente dos de mis favoritos): el Roquefort y el Parmesano. Al parecer se encuentra presente incluso en la leche materna.
La versión sintetizada químicamente se utiliza en la industria alimentaria desde hace décadas y hay estudios que avalan su seguridad. Sus defensores entre otras cosas afirman que contiene una menor cantidad de sodio que la sal común y que por lo tanto reduce el riesgo de cardiopatías.
Pero después de varias décadas de uso indiscriminado surgen voces de alarma sobre los efectos que produce este aditivo en el organismo.
Hay estudios que sugieren una relación estrecha entre el uso del glutamato monosódico y ciertos daños neurológicos, concretamente se asocia a enfermedades neurodegenerativas. Se está estudiando en ratas de laboratorio y al parecer la ingesta de dosis elevadas en ratas recién nacidas destruye completamente el núcleo arcuato del hipotálamo. Yo obviamente no soy experta en la materia, pero si el hipotálamo es el centro integrador de nuestro sistema nervioso vegetativo no creo que la cosa sea como para echarle tierra encima, al menos hasta que haya estudios más concluyentes.
Lo que sí está demostrado (y en mi opinión esto de por sí bastaría para prohibir o al menos imponer duras restricciones al uso de este aditivo) es que produce un apetito desmedido, sobre todo en los adolescentes. Eso hace que tengamos la sensación de que no podemos parar de comer determinado alimento una vez que abrimos la bolsa. De hecho hay quien recomienda dar alimentos con este aditivo a los ancianos que pierden el apetito.
Cuando supe todo esto empecé a atar cabos. Lo primero que recordé fue el primer eslogan de ese famoso snack de patata que viene en un tubo y por el que muchos nos volvemos locos. Lo recordáis? Era "Cuando haces pop ya no hay stop." Y me dije a mí misma: "La m**** que les p****! Pues claro que no hay stop, si lo que le ponen es casi una droga! Y ese snack no es el único con el que he experimentado ese tipo de sensación. A partir de ahí he empezado a mirar con más atención las etiquetas. Creedme, merece la pena. Parece una obviedad, y sin embargo vamos siempre con tantas prisas que no nos paramos a leer las etiquetas de lo que compramos, pero si lo hiciéramos nos llevaríamos más de una sorpresa.
Personalmente desearía que prohibieran este aditivo y otros muchos que se emplean en la industria alimentaria, porque estoy convencida de que la mayoría sirven sólo para alargar la fecha de caducidad de los alimentos y mejorar su aspecto y eso no creo que compense por la cantidad de "daños colaterales" que podemos sufrir a largo plazo.
No soy ortoréxica, no me considero una fundamentalista de la alimentación, no voy a dejar de comer patatas fritas u otro tipo de snacks de vez en cuando pero creo que los más indefensos ante lo artificial y potencialmente dañino de los productos envasados son los niños. Ellos dependen de lo que nosotros les demos y si no sabemos muy bien lo que les estamos dando para comer les estamos proporcionando un futuro más que dudoso y una salud a precaria a medio y largo plazo, no creéis?
Me encantaría que muchos me dejárais vuestra opinión al respecto y si hay alguien por ahí con más conocimientos del tema me encantaría que lo compartiera. Dejo abierto el debate. Ahora veremos si alguien me hace caso ^-^

11 comentarios:

Fabiana dijo...

mi piace tantissimo e quella spolverata di puntini è davvero incantevole

Silvia dijo...

Genial la entrada de hoy y el 2*1 nos viene fenomenal. Tengo que probarla, no puedo quedarme con la duda de a qué sabrá...

Besos.

Federica dijo...

Che delizia con quella cascata di semini. Un bacio

Laura (Recetas Trucos y Tips) dijo...

mmh, que buena pinta tiene esa calzone, con lo que me gsuta la piña :)

riquiiisimo

saludos :)

Carlos Dube dijo...

Voy a ser el primero en opinar, ante todo hay que enseñar educación a todos los niveles. Si existe este aditivo, como tantos otros y no se prohibe, éste se debe de tomar en contadas ocasiones y en la infancia siendo supervisado por adultos. Si no es así, sólo proliferarán las guarrerías.

La industria no va a cambiar porque el glutamato es un mejorante rentabe que además de aportar sabor salado resalta los sabores (potencia). Pero vamos en otro orden se abusan de otros ingredientes que también son adictivos, como la sal, el azúcar, las grasas hidrogenadas o trans etc. Encima estos productos provocan reacciones adictivas, pero no iguales ojo, lo que sí que está claro es que todas en exceso merman el buen estado de salud porque en una vida sedentaria como la que llevamos.

Vimos en el maravilloso reportaje Super Size Me que 30 bollos de pan de hamburguesa tenían más de cuarto kilo de azúcar, y no digamos las grasas hidrogenadas que llevan, siempre se encuentran en esa repostería y bollería gomosa y flexible 'medio pelo'.

Por tanto si hubiera educación no habría este boom del fast food, y por tanto el escenario cambiaría porque todos sabríamos comer.

Hoy por ejemplo hemos visto que Ybarra tiene ahora una mayonesa sin azúcar, la puedes ver en las tiendas, y claro, te dirás tú ¿es que hay mayonesa con azúcar? pues la comercial sí. Bebidas, carnes, adobos... ya verás en nuestro blog como un guacamole envasado que nos encanta lo lleva. ¿Glutamato? ya te da miedo mirar...

Pero Fabi, más peligroso que el glutamato monosódico, pero mucho más, son otros productos y adicciones bien vistas, y mira la industria, no dan el paso porque es dinero para las arcas. No se controla un 40% del contenido de un cigarrillo, es decir, manga ancha para el que lo haga, y casi el 70% son impuestos. Una hipocresía tremenda.

Es una lucha en valde si no ponemos de nuestra parte (esto es como una dieta), pero haces bien en debatirlo con todos.

Tu calzone de miedo!, sí que es rápido...

Paco Becerro dijo...

Del calzone, un aplauso, Fabi, cómodo y tiene que estar, tal como se ve, de lujo. Las especias de Ariosto, las veo prácticas, son buenas mezclas, con aromas muy de nuestro gusto y encima con la sal de sicilia, etc. Y añado que además, muy ricas, tanto la de aglio e peperoncino, la de carnes en umito y la de carnes al ferro, y si encima no contienen el glutamato, tanto mejor.

El unico glutamato que me gustó, y perdonad el chascarrillo, era glutamato yeyé, y su maravilloso Hay un hombre en mi nevera, mítica de los 80's

En cuanto al debate, es cierto que todo lo que se pueda evitar, tanto mejor, pero tomamos muchas otras cosas malas, continuamente. Es inevitable consumir productos y cosas que nos gustan, y mejor no mirar lo que llevan, pero... qué alegría cuando al mirar un producto vemos que es 100 % natural, sin aditivos, conservantes, espesantes, aromatizantes, etc etc

En todo caso, a mi me gustan, y Saverio me parece un tipo simpático.

TROTAMUNDOS dijo...

Fabi, que gusto volver a pasar por tu cocina y de tus recetas, me gusta mucho esta combinación de sabores es tan suave ¡¡¡

El post ha sido muy interesante, al igual que los comentarios de Carlos y futuro bloguero, da gusto no parar de adquirir conocimientos.

Besotes.

Fabi dijo...

@ Fabiana & Federica: Ciao carissime, grazie della visita, passo da voi appena possibile, a presto. Baci.

@ Silvia, gracias, el sabor es muy suave, aunque las especias le dan un toque especial. Un besote.

@ Laura, bienvenida, después me paso por tu blog para conocerte un poquito más :-)

@ Carlos Dube, interesante tu punto de vista aunque no estoy muy de acuerdo en comparar los aditivos dañinos en los alimentos con los de los cigarrillos. Y conste que no soy de esas ex-fumadoras histéricas.. bueno, sólo un poquito ^-^ Hablando en serio, lo que quiero decir es que cuando compras cigarrillos sabes que estás adquiriendo algo nocivo para tu salud, algo mortal, algo que tú como adulto decides libremente que quieres tomar a pesar de las consecuencias que sabes que tiene. Con los alimentos es diferente, los niños los compran libremente sin ser conscientes de lo que están tomando, y los adultos... también, porque se los damos pensando que les estamos dando algo fiable, porque nadie tiene tiempo de leerse la etiqueta de TODO lo que compra, si fuera así hacer la compra no nos dejaría tiempo ni de trabajar para ganarnos la vida :-)
También nos tapamos los ojos por necesidad, yo la primera, como decía en el post no soy ni mucho menos una fundamentalista de la alimentación y soy consciente de la dificultad (cuando no de la imposibilidad) de comer sano y natural 100% en la sociedad en que vivimos. Pero a veces, sólo a veces, me pongo a pensar en qué compro y en qué como, y siento preocupación. Digo que sólo a veces porque el resto del tiempo, supongo que como los demás, prefiero no pensarlo demasiado. Gracias por tu opinión, como ves no se aleja de la mía. Un abrazo.

@ Futuro bloguero, estoy contigo, yo también me quedo con Glutamato ye-ye! :-) No me gustaban especialmente pero me recuerdan una época muy feliz de mi vida, cuando todas las dificultades que afrontaba eran los exámenes de física y matemáticas (soy de letras desde que estaba en el vientre de mi madre) En cuanto a los aditivos, y ya hablando en serio, creo que has resumido muy bien el quid de la cuestión: tomamos muchas cosas malas sin saberlo, por eso es una alegría de vez en cuando descubrir que un producto envasado que nos gusta es también sano y natural. Y yo también creo que Saverio es un tío muy simpático. Un besazo, Paco.

Trota, qué alegría leerte, no sé de dónde sacas tiempo con todo lo que haces. Muchas gracias por la visita, un besote.

A todos, buen fin de semana, descansad y pasadlo muy bien.

Da & Mer dijo...

Me encanta!! te quedó estupendo! corro a comprar lo necesario!

El debate por tu tan buena explicación me hace enterarme de cosas que ni pensaba! eso está muy bien!
saludos

Silvia dijo...

Como me gusta y con ese toque de amapola,me parace ideal.

besos

Carlos Dube dijo...

Es cierto, pero ahi está el centro del problema, hay que leerse esas etiquetas como parte de la educación alimentaria de la familia, y el niño tiene que verlo. Lo de decir que no hay tiempo, es cierto, no te lo voy a negar, pero hay que hacer el sobresfuerzo si queremos tener niños sanos.

Muchas veces la culpa ojo es que no tenemos paciencia, el niño pide y al niño se le da, estamos muertos de cansancio con la vida que llevamos pero cuidamos detalles como los estudios del niño y descuidamos mucho un tema muy importante como la alimentación, craso error.

Alguna vez hay que levantar la guardia ¡por supuesto! es un niño y esto es así. Pero él tiene que ver siempre alrededor suyo normas, buena alimentación, buena educación en la mesa, muchas verduras, frutas y pucheros. Si los amigos son malas influencias, hacérselo entender poco a poco, hablar con los padres, informarles de lo que comen invitarles a todos a merendar sano, hacer emparedados divertidos, picoteos infantiles etc etc. Al menos si minimizamos su consumo, habremos tenido un éxito.

Hay que insistir en esto hasta la estenuación, las estadísticas lo dicen, el fastfood arrasa y sólo se puede combatir desde las casas y desde el entorno social de nuestros hijos. Y no es una utopía, hemos visto un caso horrible que menudo cambio ha pegado, y es si lo estudias detenidamente lo único que le faltaba al niño es atención y cariño.

¡Más reposteria de casa y más bocatas de chorizo! porque la industria va a ir a por todas.

Un beso.