La de ayer fue una tarde desapacible. No llovía mucho, pero el viento era fresco y no invitaba a pasear ni a ver escaparates. Tenía que matar casi una hora de tiempo hasta mi cita con el médico.
Podría decir que empecé a andar y que casualmente me topé con esta visión celestial, pero la cruda realidad de los hechos es que cuando me dijeron lo que tenía que esperar sabía perfectamente dónde iba a dirigir mis pasos:


No me quedó más remedio que entrar. Tuve que hacerlo, vosotros me entendéis, verdad? Cómo resistirme a atravesar las puertas del cielo?
El local estaba casi vacío, a excepción de dos o tres mesas de señoras de mediana edad con aspecto de jubiladas/amas de casa a las que en ese momento envidié con toda el alma:

Y ésta fue mi merienda... como podéis ver mandé el régimen a paseo, pero es que me lo pedía el cuerpo. Y acaso no dicen que el cuerpo es sabio?

El chocolate (tamaño XL como podéis apreciar, porque se puede elegir entre tamaño normal y grande) estaba riquísimo, y los churros (tamaño porra) calentitos, esponjosos y para nada grasientos, como debe ser.
Y en el número 45 de la misma calle está la Bombonería Valor. No entré porque ése sí que es un antro de perdición (entré a echar un vistazo hace no mucho tiempo y aún tengo alucinaciones)
Si queréis encontrar una chocolatería o bombonería Valor en vuestra zona, pinchad aquí
He visto en la carta que para desayunar, junto a los tradicionales churros, bollería y bizcochos, tienen barrita tostada untada con chocolate fundido. El día 17 de noviembre tengo cita con el endocrino a las 9 de la mañana, adivinad qué voy a desayunar después de pesarme! No tengo remedio...
He visto en la carta que para desayunar, junto a los tradicionales churros, bollería y bizcochos, tienen barrita tostada untada con chocolate fundido. El día 17 de noviembre tengo cita con el endocrino a las 9 de la mañana, adivinad qué voy a desayunar después de pesarme! No tengo remedio...