Sigo con mis recetas para las fiestas, y es que la Navidad está ya a la vuelta de la esquina!
Este fue el postre que preparé para la cena familiar de Nochevieja hace nada menos que cuatro años. Me ayudó a prepararla mi sobrino, que por aquel entonces tenía 6 años e iba a clases de cocina infantil. Le puse un gorro y un delantal y pasamos una tarde de lo más entretenida.
Las raciones que salen son espectaculares, no tengo fotos del corte pero os podéis hacer una idea, si quieres pillar un poco de cada crema los trozos salen como rodajas de melón. Todo el mundo decía “Qué exagerada, hay que ver cuánto me has puesto.” Pero al final nadie dejó ni una miga en el plato…
La receta original la encontré en una revista italiana, “Cucina Moderna”, en realidad era para panettone pero a mí personalmente me gusta más el pandoro y por eso elegí este dulce.
Diferencias con el panettone por si alguien no las conoce:
El panettone es de forma redonda, tiene un corte en cruz en la parte superior y contiene uvas pasas y fruta escarchada. Procede de Milán y hay muchas leyendas en torno a su origen: Hay quien habla de una ceremonia ancestral que cada padre de familia celebraba con el pan en Navidad junto al fuego del hogar, o de una historia de amor entre un cetrero y la hija de un panadero, aunque parece que la versión más o menos cierta es que un panadero de nombre Toni quemó un día el pan y para salvarlo lo mezcló con huevos, azúcar, especias, cidra confitada y uva pasa y obtuvo tal éxito que el dulce se convirtió en imprescindible para los milaneses y se hizo tradición. De ahí probablemente el nombre, “pan de Toni”, que derivó en “panettone.”
En cuanto al pandoro, tiene forma de estrella y no contiene fruta escarchada ni pasas, y está perfumando con vainilla. Algunos sitúan su origen en la época de auge de los Habsburgo en Austria, concretamente en el “pan de Viena”, cuyo origen a su vez sería el brioche francés. Otras fuentes recuerdan la costumbre veneciana de la época renacentista de ofrecer a los invitados alimentos cubiertos por finísimas láminas de oro, por lo tanto “pan de oro” en dialecto véneto se transformó rápidamente en “pandoro.” El origen más reciente estaría en el siglo XIX, fecha en la que se preparaba en Verona el “nadalin”, un dulce navideño con forma de estrella cuyo color dorado se debía al huevo contenido en la masa. En esa época al parecer había en la ciudad de Verona bastantes pasteleros austríacos, por lo que no es disparatado pensar que el nadalin tenga mucho de brioche y de pan de Viena.
No sé si alguno de los que me leéis ha estado alguna vez en Verona. Yo estuve hace 15 años en plena temporada de ópera, y tuve la suerte de ver en la “Arena di Verona” (circo romano perfectamente conservado que entre otros espectáculos ofrece la temporada anual de ópera a la que acuden miles de turistas y nativos cada año) varias óperas y operetas. Y tuve la inmensa suerte de poder degustar las maravillas de sus pastelerías, entrar en ellas significa gozar y sufrir a partes iguales. No imagináis las maravillas que preparan. Y la pena es que no tengo fotos ni recuerdo nombres de esos lugares de perdición.
En fin, a lo que vamos. Aquí la receta, más simple imposible.
Este fue el postre que preparé para la cena familiar de Nochevieja hace nada menos que cuatro años. Me ayudó a prepararla mi sobrino, que por aquel entonces tenía 6 años e iba a clases de cocina infantil. Le puse un gorro y un delantal y pasamos una tarde de lo más entretenida.
Las raciones que salen son espectaculares, no tengo fotos del corte pero os podéis hacer una idea, si quieres pillar un poco de cada crema los trozos salen como rodajas de melón. Todo el mundo decía “Qué exagerada, hay que ver cuánto me has puesto.” Pero al final nadie dejó ni una miga en el plato…
La receta original la encontré en una revista italiana, “Cucina Moderna”, en realidad era para panettone pero a mí personalmente me gusta más el pandoro y por eso elegí este dulce.
Diferencias con el panettone por si alguien no las conoce:
El panettone es de forma redonda, tiene un corte en cruz en la parte superior y contiene uvas pasas y fruta escarchada. Procede de Milán y hay muchas leyendas en torno a su origen: Hay quien habla de una ceremonia ancestral que cada padre de familia celebraba con el pan en Navidad junto al fuego del hogar, o de una historia de amor entre un cetrero y la hija de un panadero, aunque parece que la versión más o menos cierta es que un panadero de nombre Toni quemó un día el pan y para salvarlo lo mezcló con huevos, azúcar, especias, cidra confitada y uva pasa y obtuvo tal éxito que el dulce se convirtió en imprescindible para los milaneses y se hizo tradición. De ahí probablemente el nombre, “pan de Toni”, que derivó en “panettone.”
En cuanto al pandoro, tiene forma de estrella y no contiene fruta escarchada ni pasas, y está perfumando con vainilla. Algunos sitúan su origen en la época de auge de los Habsburgo en Austria, concretamente en el “pan de Viena”, cuyo origen a su vez sería el brioche francés. Otras fuentes recuerdan la costumbre veneciana de la época renacentista de ofrecer a los invitados alimentos cubiertos por finísimas láminas de oro, por lo tanto “pan de oro” en dialecto véneto se transformó rápidamente en “pandoro.” El origen más reciente estaría en el siglo XIX, fecha en la que se preparaba en Verona el “nadalin”, un dulce navideño con forma de estrella cuyo color dorado se debía al huevo contenido en la masa. En esa época al parecer había en la ciudad de Verona bastantes pasteleros austríacos, por lo que no es disparatado pensar que el nadalin tenga mucho de brioche y de pan de Viena.
No sé si alguno de los que me leéis ha estado alguna vez en Verona. Yo estuve hace 15 años en plena temporada de ópera, y tuve la suerte de ver en la “Arena di Verona” (circo romano perfectamente conservado que entre otros espectáculos ofrece la temporada anual de ópera a la que acuden miles de turistas y nativos cada año) varias óperas y operetas. Y tuve la inmensa suerte de poder degustar las maravillas de sus pastelerías, entrar en ellas significa gozar y sufrir a partes iguales. No imagináis las maravillas que preparan. Y la pena es que no tengo fotos ni recuerdo nombres de esos lugares de perdición.
En fin, a lo que vamos. Aquí la receta, más simple imposible.
Ingredientes:
Un pandoro grande
Para la crema de chocolate:
1 tableta de chocolate Nestlé postres
2-3 cucharadas soperas de dulce de leche
Para la crema de queso con chocolate blanco:
1 tarrina de Philadelphia de 250 grs.
1 tableta de chocolate blanco de 75 grs.
Para la crema de pistachos y miel:
150 grs de pistachos pelados y sin sal
1 taza de miel
Preparación:
Cortar en 4 partes lo más iguales posible el pandoro.
Rellenar con las cremas que hemos preparado de la siguiente manera:
La de chocolate, fundiendo éste en el micro a 650 W y mezclándolo después con el dulce de leche usando unas varillas pequeñas.
La de queso, batiendo éste con el chocolate blanco que habremos fundido en el micro a 500 W con muuuuuuuuuucho cuidado de que no se nos queme.
La de pistacho, moliendo éstos muy finos en el procesador que utilicéis y añadiéndole la miel lo más licuada posible batiendo hasta que esté todo perfectamente ligado. Si la miel está espesa ya sabéis, micro durante 3-5 segundos o baño maría y resuelto.
En la receta original remataban la “construcción” con un crujiente de caramelo casero. Yo opté por utilizar el azúcar glacé que venía con el propio pandoro y una guinda escarchada.
Con esto os dejo y os deseo un estupendo fin de semana que pienso pasar cocinando y comiendo sin parar: el sábado celebra su cumple de una de mis mejores amigas y yo me encargo de la tarta, y el domingo celebro el cumple de mi peque (dos añazos!) y espero que las tartas que he pensado me salgan bien. Sea como sea prometo fotos.
Sed felices!
5 comentarios:
se ve delicioso, lástima que ya tenga 4 años, te hubiera cogido un cachito, jajaja, me anoto la receta ;)
Salu2. Paula
http://conlaszarpasenlamasa.cultura-libre.net
Pues supongo para comer esta obra de arte y llegar a las uvas esa Nochevieja tuvisteis que empezar a cenar bien prontito....
Todo un recetón. Me quedo con el pandoro, que la fruta escarchada nunca me ha gustado.
Buen fin de semana,
María José.
Hola Lilo,
Esta bello tu Pandoro y el sabor, me lo puedo imaginar! esas cremas! deliciosas!
Me gusto mucho tu Pandoro porque yo siempre me he decidido por el Panettone, ahora tengo que probar el Pandoro.
Te deseo un muy divertido fin de semana y
¡Feliz Cumpleaños para tu niña!
Saludos!
Interesantísima intro sobre el pandoro vs panettone. Tengo que ver mis apuntes porque creo que en algo cambia lo que comentas de lo que recopilé yo, y vamos, a la vista está que en este tipo de posts te los curras que no veas y tu experiencia es vital.
Yo no se pero los briochés, pandoros etc industriales me dan ardores cuando los tomo, ¿será la cantidad de mantequilla que llevan??.
Geniales vuestros rellenos, tu sibri de 6 años se lo pasaría en grande.
Nunca he estado en Verona, pero seguro que la experiencia pastelera fue increíble, enooorme.
Un saludo.
que verdadera delicia de postre que has hecho.
Saludos
olguis.
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