La lavanda es uno de mis aromas favoritos del
verano y me encanta usarla tanto en preparaciones dulces como saladas. Me gusta
tener en la despensa azúcar y sal de lavanda que preparo en verano para
tenerlas a mano todo el año. Unas simples galletas de mantequilla espolvoreadas
de azúcar de lavanda al sacarlas del horno se transforman en todo un lujo para
acompañar un té. Y un pato confitado (En tiempos de crisis léase también pavo o
pollo) al que le he añadido unas flores de lavanda tiene el poder de hacerme
soñar que estoy en la Provenza. Alguno pensará que también he fumado lavanda
antes de escribir esto. Pues no. Una es que es así de soñadora.
Los scones que os traigo hoy me enamoraron
desde que los vi en el libro “Bonne Maman, The Seasonal Cookbook.” Como se
puede imaginar por el título, todas las recetas incluyen entre sus ingredientes
alguna confitura o conserva de la marca Bonne Maman. Pero una es food blogger y
las confituras se las hace una misma siempre que puede. Estos scones nos los
comimos en casa acompañados con queso de untar y mermelada de fresa muy especial, que ya se ha convertido en una de las favoritas de casa y cuya receta compartiré con vosotros después del verano.
Scones de buttermilk y lavanda
Ingredientes:
225/250 grs de harina
1 cucharadita de levadura en polvo
Sal
50 grs de mantequilla cortada en taquitos
75 grs de azúcar de lavanda
150 ml de buttermilk, más un pequeño extra
para pincelar los scones antes de hornearlos
Preparación:
Precalentar el horno a 180º
Tamizar 225 grs de harina, la levadura y la
sal. Mezclar con la mantequilla frotando con los dedos hasta obtener una
especie de arena gruesa a la que le mezclaremos el azúcar de lavanda (Se puede
tamizar si se desea)
Hacer un hueco en el centro e incorporar el
buttermilk, removiendo hasta que esté todo mezclado. Nos quedará una masa suave
que pasaremos a la superficie de trabajo previamente enharinada y amasaremos
con un poco más de harina hasta que la masa tenga una consistencia firme pero
aún elástica.
Estiramos la masa hasta dejarla de un grosor
de unos 2 cm y la cortamos con cortapastas o aros de emplatar de unos 6cm de
diámetro.
Colocamos los scones en una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado, pincelamos con buttermilk y horneamos durante 12-14 minutos, o hasta que estén dorados. Sacamos del horno y dejamos enfriar en rejilla.
El acompañamiento clásico de los scones es clotted cream y mermelada. A falta de clotted cream el queso de untar también hace un buen papel.
Con esta receta me despido hasta
septiembre. Para estas vacaciones tengo programadas importantes tareas, como
por ejemplo, abrir bien los ojos para no perderme la belleza que acecha en
cualquier rincón…
También tengo pensado dormirme unas cuantas
noches escuchando el sonido de las olas, junto a este mar, en compañía de mi
familia italiana.
Celebraremos el cumpleaños de mi amiga Laura (Tendré el honor
de hacer dos tartas para la ocasión que espero poder enseñaros) y compartiremos
muchos desayunos ruidosos y sobremesas perezosas en el porche de su cocina, que
ya es uno de mis lugares favoritos en el mundo.
También quiero caminar, caminar mucho por
parques y senderos tranquilos y silenciosos como éste, buscando las horas en
las que el sol no castigue. Veamos: Llevo todo? Gorro, protector solar, botella
de agua… Lista para mi primer paseo. Hasta pronto. Pasad un buen verano y sed
muy felices…