Hoy os traigo un plato digno de una mesa de fiesta, ideal para las fechas que se avecinan.
Al igual que el primer plato que os recomendé en el post anterior, tiene la gran ventaja de que lo podéis dejar preparado con antelación y se hace casi solo. Una vez que todos los ingredientes están en la cocotte y lo llevamos al horno, podemos dedicarnos a seguir preparando todo para nuestros invitados. O tomar un baño de burbujas mientras el horno y la cocotte trabajan por nosotros.
Si sois entusiastas del cordero como plato fuerte en Navidad y queréis probar una opción diferente del típico cordero asado consigo mismo, os recomiendo esta receta de inspiración griega, de sabor muy particular y textura increíble.
La cocción en cocotte deja la carne tan tierna que se deshace en hebras. Los higos en el relleno equilibran perfectamente la sal del queso Feta, y las hierbas le dan un aroma incomparable, muy especial pero delicado. Y la salsa, aunque a priori pudiera parecer fuerte, con la cocción tan prolongada queda perfecta, no se nota en ningún momento el sabor al vino, ni mucho menos al vinagre. Es un plato con carácter y os recomiendo que seáis valientes para probarlo, se sale de lo convencional pero el resultado es espectacular. Probad a servirlo con unas cebollitas confitadas y unas patatas asadas con romero y el éxito está asegurado.
Ingredientes:
8 higos secos cortados en cubitos de ½ cm
200 grs de queso Feta, cortado igual que los higos
2 dientes de ajo picados muy finos
4 cucharadas de cilantro picado muy fino
2 cucharadas de menta fresca picada muy fina
1 pierna de cordero de 1,5 kg de peso aprox., deshuesada
12 hojas de laurel
2 cucharadas de AOVE
4 cebollas cortadas en juliana
100 ml de vinagre balsámico de Módena
300 ml de vino tinto (yo usé un buen reserva Ribera del Duero)
2 cucharadas de miel
Preparación:
Primero haremos el relleno.
Mezclamos los higos, el queso Feta, el ajo y las hierbas. Lo trabajamos con las manos hasta que tengamos una pasta con la que rellenaremos el cordero. Lo ataremos muy bien, deslizaremos por debajo del bramante las hojas de laurel, y sazonaremos la pierna.
A continuación la marcaremos por todos sus lados en la cocotte donde previamente habremos calentado el aceite. Retiramos la pierna y la reservamos.
Ponemos la cebolla en la cocotte donde hemos dorado la carne y la doramos bien. Volvemos a poner la pierna dentro de la cocotte y cocinamos todo junto durante unos 10 minutos, removiendo para que la cebolla no se queme.
Incorporamos a la cocotte el vinagre, el vino y la miel y giramos un par de veces la pierna sobre sí misma para que se mezcle todo con los jugos de la cebolla y de la carne. Lo dejamos burbujear 5 minutos y retiramos del fuego.
Tapamos la cocotte y la llevamos al horno, que habremos encendido 5 minutos antes (no conviene que esté demasiado caliente) poniéndolo a 200ºC. Dejamos cocer durante una hora y media. Durante ese tiempo abriremos el horno un par de veces y regaremos la carne por encima con el caldo.
Pasado ese tiempo, quitamos la tapa a la cocotte y dejamos cocer media hora más, o hasta que la carne esté dorada por encima.
Retiramos la pierna de la cocotte, la envolvemos en una hoja de aluminio y la dejamos reposar durante 15 minutos antes de servir.
Si el caldo hubiese quedado muy líquido, lo ponemos al fuego y lo llevamos a ebullición, dejándolo cocer 2-3 minutos hasta que reduzca.
Fuente: Good food - 101 Slow-Cooking recipes
Otros posibles segundos platos que os recomiendo para estas fechas:
Boeuf Bourguignon
Pollo estofado con albaricoques
Secreto ibérico con reducción de Pedro Ximénez