Qué poquito queda para la Navidad! La red está llena de propuestas maravillosas para celebrarla, y yo después de mi primera aportación, las galletas Springerle, sigo poniendo mi granito de arena, en esta ocasión con algo salado, que no sólo de dulce vive el hombre (aunque en mi caso a veces lo parezca!)
Este es un plato ideal para servir en nuestras cenas de fiesta porque se puede preparar con antelación y calentar justo antes de servir para llevar a la mesa mientras la salsa aún hace chup-chup. De hecho, éste va a ser el plato principal de mi cena de Nochebuena. Lo comparto ahora con vosotros por si a alguien le viene bien como sugerencia para estas fechas.
Preparado con antelación, este plato maravilloso nos ayuda a ganar ese tiempo que a veces nos falta para arreglarnos tranquilamente y evitar recibir a la familia en plan "y yo con estos pelos" e incluso tomarnos un aperitivo con ellos en vez de estar poniendo la habitación patas arriba intentando adecentarnos. Por favor, que alguien me diga que sabe de lo que le hablo!
:-)
La receta es una versión muy tuneada de la de Julia Child, cuyo libro "Mastering the art of French Cooking" en dos tomos ha sido uno de los regalos de Navidad que me ha hecho mi Madre y que ha llegado a mi casa estos días gracias a San Amazon.co.uk, un sitio que para mí equivale al país de las maravillas.
También me he inspirado en Sonia, cuyo maravilloso blog no debéis dejar de visitar si es que aún no lo conocéis.
Ingredientes:
1 kg. de buena carne de ternera cortada en tacos
1 cebolla grande
2 zanahorias
1/2 kg de champiñones
1/2 kg de cebollitas francesas (parece mucho, pero peladas se quedan en ná)
AOVE
Mantequilla
Sal
Pimienta
2 cucharadas soperas de harina
2 cucharadas soperas de tomate triturado
500 ml de vino de Borgoña (yo usé un Ribera del Duero del 2005 que me dio un resultado más que digno)
700 ml de caldo de ave (debería ser de carne pero ya dije que aportó un sabor y un aroma excelentes)
1 diente de ajo
Tomillo limonero
Laurel
Perejil
Preparación:
Pelamos las cebollitas y las rehogamos enteras con una pizca de sal en mantequilla y aceite de oliva. Cuando estén bien doradas bajamos el fuego y añadimos unos 200 ml de caldo. Dejamos cocer hasta que estén tiernas, apartamos del fuego y reservamos.
Lavamos los champiñones, los cortamos en cuartos o medios, dependiendo del tamaño. Los rehogamos en aceite de oliva hasta que estén dorados. Apartamos del fuego y reservamos.
Secamos la carne trozo por trozo con papel de cocina y la marcamos en sartén a fuego vivo, removiendo con cuidado para que todos los trozos se doren por igual. Y por tercera vez, apartamos del fuego y reservamos.
En la misma sartén donde hemos hecho la carne rehogamos la cebolla cortada en juliana y la zanahoria cortada en trocitos pequeños. Cuando esté todo bien pochado añadimos la carne, salpimentamos y añadimos la harina.
Pasamos todo el contenido de la sartén a una cocotte (Los pobres usamos pyrex con tapa) sin ponerle la tapa. La metemos en el horno precalentado a 220º durante 5 minutos. Pasado ese tiempo le damos la vuelta a la carne y dejamos que se dore otros 5 minutos. Así conseguimos que se forme una costrita alrededor de la carne.
Sacamos la cocotte (O la pyrex... Sniff, sniff) del horno y añadimos el caldo, el vino, el tomate triturado, el ajo aplastado y las hierbas. Colocamos la pyrex (Otra vez sniff, sniff... o casi mejor buahhhhhhhhh!!!!!!!) en la parte baja del horno y cocinamos durante unas 3 horas o hasta que la carne esté tierna (En este caso bastaron dos horas y media) Entonces añadimos las cebollitas y los champiñones. Removemos con cuidado para no romper ni las unas ni los otros. Si lo hemos hecho bien nos ha quedado una carne super tierna, unas verduras translúcidas como el cristal y una salsa espesa, untuosa, aterciopelada, en la que uno estaría mojando pan tres días seguidos.
(***Edito: Un año después de escribir este post cuento con tres cocottes de hierro fundido de tamaño grande y varias pequeñitas de gres. Una cocotte es una inversión, no son precisamente baratas, pero las recomiendo porque se les saca muchísimo partido y cuidándolas son para toda la vida)
Y para mojar pan qué mejor que uno casero, verdad?
El que os traigo hoy es apto para aquellos como yo que siempre van con prisas. No necesita levado y queda buenísimo.
Hace tiempo que lo vengo viendo en muchos blogs y tenía muchas ganas de probarlo. Me terminé de decidir al verlo aquí, en Directo al paladar. El post es de Trotamundos, que no sólo es una cocinera 10 sino una fotógrafa como la copa de un pino. Ella sería capaz de poner un ladrillo en un plato y conseguir que en la foto se viera apetitoso.
:-)
Pan express sin levado
Ingredientes:
305 gr. de harina de fuerza
175 ml. de agua
20 ml de aceite de oliva
15 gr. de levadura fresca
1 cdta de sal
Preparación:
Ponemos la harina y la sal en un bol y deshacemos sobre ella la levadura. Añadimos el agua y el aceite y amasamos hasta tener una masa firme, elástica y manejable. No hay que amasar mucho, en total llevará unos 10 minutos.
Pasamos la masa a la superficie de trabajo espolvoreada de harina, una vez aquí, la amasamos ligeramente hasta conseguir hacer una bola redonda.
Pincelamos la masa con aceite de oliva y la espolvoreamos con harina, le hacemos unos cortes y la pasamos al molde, untado con un poco de aceite.
Llevamos al horno sin precalentar a 220º durante 40 minutos. Si os gusta más tostadito se puede dejar unos minutos más.
Me hizo mucha ilusión probar esta receta y aprovechar para estrenar con ella uno de los regalos de Mariví, mi AIG, es el tarrito para espolvorear la harina sobre el pan. Gracias de nuevo Mariví!
Hale, ya podéis volver a cocinar o a comprar regalos de Navidad!
:-)